Lo que más llama la atención en esta firma es la deformación del óvalo de la “D” el cual
entra en la descripción de los óvalos protuberantes o abollados.
entra en la descripción de los óvalos protuberantes o abollados.
Esta alteración que se observa sobre todo en los óvalos de las “o.” y “a” en casos de tendencias a la apropiación indebida.
Ahora en este asunto gana importancia por tratarse de una mayúscula inicial D, se observa, abolladura o protuberancia oval en el sentido de invasión o instinto de inclinarse al “objeto”situado en el campo ajeno con el consiguiente desprecio por los límites de lo que no le pertenece.
Lo anterior podría ser compensado si existieran otro tipo de cualidades morales que loneutralizaran, pero parece que no es el caso, más si unimos a lo anterior la tendencia a abordar ilegítimamente la zona inferior (final de la “l”), la manía impositiva de ciertos detalles que le obsesionan (puntuación larga en acento) y una infravaloración propia de un “guión destructivo”.
La rúbrica tacha el nombre en su primer trazo y en el segundo vuelve a hacerlo alcanzando también el apellido, lo cual unido a la superposición de la primera minúscula con la inicial junto con la jamba o eje geotrópico inferior reducido nos indicaría un cierto complejo, una insatisfacción sobre sí mismo (autoestima baja, autorrechazo, falta de confianza en sí mismo, primer paso para una tendencia autodestructiva que en algunos casos lleva a la intrapunición (actitud de “Yo estoy bien cuando Yo estoy mal y Tú estás bien”), pero
también en otros , se autoalimenta con el comportamiento delictivo por la actitud refractaria o vengativa
también en otros , se autoalimenta con el comportamiento delictivo por la actitud refractaria o vengativa
La “g” parece infantil, el ojal inferior es como el óvalo de la zona media, redonda y plena (imaginación, fantasía sexual), pero de dimensión rebajada, esto es, acortada, reducida de tamaño, es una de las características que por si sola podría denotar un posible complejo sexual, pero combinada con una fuerza de la líbido desviada, podría traducirse en el aparentemente contradictorio complejo de impotencia que delatan muchos violadores.
Dicha característica acostumbra a estar presente junto a otras peculiaridades grafonómicas entre las que destacan básicamente la presión desplazada, irregular y masiva o con aumentos súbitos (la energía se canaliza inadecuadamente y se acumula hasta transformarse en agresividad sexual desproporcionada o violencia ocasional por descompensación de los instintos).
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