
LA SALA DEL JUZGADO Y EL PERITO
Introducción.
Primeramente debe reseñarse la figura del Agente testigo,
denunciante o bien perito, así como aquella persona que tenga relevancia
profesional y sea necesaria su comparecencia para un esclarecimiento de los
hechos enjuiciados.
En cualquier caso se debe actuar ante cualquier miembro de la
sala con un sumo respeto pero sin miedo a la Autoridad Judicial, a la Fiscalía o incluso al
abogado defensor, o mismamente que ese miedo sea por presentar una
declaración delante de otras personas, sabiendo que van a ser escuchados y
preguntados de lo narrado.
Actuación en sala de un
perito.
A la entrada en la sala.
La imagen personal es importante, y no vamos a
referirnos a la belleza como concepto abstracto, si no a la imagen externa que
mostramos.
Posteriormente la
entrada en sala, el saludo formal y a las órdenes pertinentes de lo que
estime Su Señoría.
Nuestro
turno de ratificación y aclaración del infome en sala.
Nuestro lenguaje representativo.
El
lenguaje corporal es básico muy relevante. es una de las partes más
importantes en la comunicación. Una
comunicación sin lenguaje corporal es una comunicación con una deficiencia muy
grande.
Debemos omitir las piernas cruzadas o los brazos en cruz. La posición no debe ser de defensa pero tampoco de total
relajación, esto significa que debemos estar con las piernas y
espalda rectas, nunca mirada al suelo
sino mirar de frente , debe echarse
los brazos hacía atrás, también es válido
hacia adelante, que denota que no hay nada que ocultar y que se muestra la
parte del cuerpo “indefensa” por delante.
Nuestra auto ayuda.
Es importante realizar las respiraciones correctamente,
esto con el tiempo ya es algo automático en nosotros mismos, si no fuere el
caso siempre se puede realizar respiraciones
relajadas y coordinadas de forma equilibrada, ya que esto nos ayudará a estar más tranquilos y el organismo más relajado. hay ser consciente de que vamos a presentar nuestra declaración y ratificación, somos responsables de nuestro dictamen y veracidad del informe, el cual somos parte importante de la decisión del juez a la hora de sentenciar.
El vocabulario.
Es
importante conocer un
vocabulario técnico suficiente para expresar en términos correctos y
serios lo que queremos decir, lo que nos atribuye inconscientemente una condición de profesional cualificado, esto refuerza la afirmación en la sala.
La importancia de manejar
palabras técnicas o ya típicas en una profesión, es vital ya que nosotros no podemos escribir un guión como pretenden muchos abogados,
recordemos que en nuestra profesión debemos ser totalmente imparciales y
objetivos, es posible que nos hagan preguntas que no teníamos preparadas y
podamos desenvolvernos con total calidad técnica.
Una vez ratifiquemos nuestro informe.
Solamente contestaremos a las preguntas que se nos hagan por los
miembros del tribunal o por los letrados comparecidos, siempre referido al
informe ratificado.
Nunca contestar a las
preguntas que no se hayan requerido por
escrito en procedimiento así como evitar manifestaciones de hipótesis no probadas,
siempre con respeto y complicidad al esclarecimiento de los hechos que se nos han requerido y que por redacción y
dictamen hemos emitido y ratificado.
Solo se
hablará para realizar respuestas de las preguntas que nos formulen y siempre
cuando se haya terminado la pregunta.
La
respuesta una pregunta debemos siempre
mirar a quién nos la formula, sin desviar la mirada a otras
personas de la sala, ya que eso puede parecer que estamos valorando las
reaciones de los partícipes en la misma, o que estamos buscando su aprobación o
rechazo. Se debe mirar
a los ojos, pero no fijamente ni con miradas extrañas, no
debe mirarse por tanto al suelo que es síntoma de inseguridad, debe de hacerse de forma tranquila
realizando pausas entre frases y aprovechando esas pausas para respirar, de lo contrario estaremos hablando de
forma continuada y quedaremos sin el aire suficiente para las entonaciones,
algo que se aprecia facilmente y da a entender nerviosismo entre otras cosas,
además nos obligaremos a nosotros mismos a coger aire en medio de una frase sin
terminar.
Gestos
como sonreír están fuera de lugar, a pesar
de que el que nos pregunta lo haga sonriendo, como puede ser el abogado
contrario, o incluso el Juez. Debemos siempre guardar las composturas
rigurosamente.
Al no
entender una pregunta, debe pedirse de
forma educada la repetición de la misma. Cuando no entendemos una pregunta no
debe usarse “Disculpe,
no le entiendo“, si no que debe usarse “Disculpe, no
le he comprendido“, esto refiere a que somos nosotros los que no
hemos entendido la pregunta y no a que el comunicador en ese momento nos la ha
realizado mal, incompleta o no entendible, aunque así fuere.
El
tiempo en blanco en las respuestas puede ser negativo, dan la
sensación de tener que pensar la respuesta por no saber que contestar, si esa
respuesta no la conocemos así lo manifestaremos.
No
responder una pregunta no da lugar a nada negativo. Pero esto debe hacerse siempre contestándola de forma que
quede clara que la desconocemos. Deben por tanto omitirse términos como “creo”,
“quizás”, “tal vez”… fuera del contexto adecuado. Normalmente las preguntas son sí o no. No puede responderse con algo que no
lo aclaran.
Recordemos que los
testigos, peritos, denunciados, denunciantes, imputados o cualquier persona que
se encuentre compadeciendo no puede realizar preguntas, excepcionalmente
solo con orden o permiso del Juez, ni tampoco
decirle al Juez que una pregunta la consideramos irrelevante.
El
enfrentamiento con el Abogado. A veces
sucede que el abogado defensor que sigue una estrategía intimidatoria, observa
que no es capaz de
intimidar al perito o que no
contesta lo que este quiere, ya que
lo que intenta es una sentencia favorable a su cliente, por lo tanto no es
imparcial, forma parte de su trabajo y es respetable. Ahora bien, esto no debe
ser motivo de una “guerra” por obcecación en busca de una respuesta, y puede pasar que
algunos no asumen una posible pérdida de juicio por mantenerse firme el perito
en algo que el intentaba evadir o alterar.
Nunca debemos hacer
No se debe realizar
ningún comentario, ni palabra, ni murmureo alguno. Toser o estornudar debe
hacerse por educación con la mano por delante, realizar cualquier sonido con la
boca debe omitirse aun por ligero que parezca. Hay que controlar tics nerviosos o movimientos involuntarios de pierna
pero sin obsesionarse, ya que podemos ponernos peor de lo que estábamos.
No se debe jamás
contestar a un testigo o persona si se refiere hacia nosotros e incluso nos pregunta.
Es
más, no debemos ni mirarlo y seguir atentos al Tribunal, nunca mirada al suelo sino mirar de
frente, ya será este de encargarse de apercibirle, de lo
contrario demostraríamos que estamos con motivación de entrar en debate o
discusión fácilmente, a pesar de ser educados recordemos
que estamos regidos por las Autoridades de Sala.
Cuando terminamos nuestra comparecencia.
Una vez recogida nuestra acreditación, nos dirigiremos a S.S, despidiendonos educadamente asi mismo a los miembros comparecientes de la sala, nuestra salida de la sala debe ser con paso firme y mirada hacia la puerta, sin realizar gestos ignorando los comentarios o gestos que se puedan percibir de los presentes en sala, nunca esperaremos a la salida de los letrados o partes que sean del procedimiento aunque nuestra comparecencia haya sido requerida por cualquiera de las partes.
A la entrada en la sala.
La imagen personal es importante, y no vamos a
referirnos a la belleza como concepto abstracto, si no a la imagen externa que
mostramos.
Posteriormente la
entrada en sala, el saludo formal y a las órdenes pertinentes de lo que
estime Su Señoría.
Nuestro turno de ratificación y aclaración del infome en sala.
Nuestro lenguaje representativo.
El
lenguaje corporal es básico muy relevante. es una de las partes más
importantes en la comunicación. Una
comunicación sin lenguaje corporal es una comunicación con una deficiencia muy
grande.
Debemos omitir las piernas cruzadas o los brazos en cruz. La posición no debe ser de defensa pero tampoco de total
relajación, esto significa que debemos estar con las piernas y
espalda rectas, nunca mirada al suelo
sino mirar de frente , debe echarse
los brazos hacía atrás, también es válido
hacia adelante, que denota que no hay nada que ocultar y que se muestra la
parte del cuerpo “indefensa” por delante.
Nuestra auto ayuda.
Es importante realizar las respiraciones correctamente,
esto con el tiempo ya es algo automático en nosotros mismos, si no fuere el
caso siempre se puede realizar respiraciones
relajadas y coordinadas de forma equilibrada, ya que esto nos ayudará a estar más tranquilos y el organismo más relajado. hay ser consciente de que vamos a presentar nuestra declaración y ratificación, somos responsables de nuestro dictamen y veracidad del informe, el cual somos parte importante de la decisión del juez a la hora de sentenciar.
El vocabulario.
Es
importante conocer un
vocabulario técnico suficiente para expresar en términos correctos y
serios lo que queremos decir, lo que nos atribuye inconscientemente una condición de profesional cualificado, esto refuerza la afirmación en la sala.
La importancia de manejar
palabras técnicas o ya típicas en una profesión, es vital ya que nosotros no podemos escribir un guión como pretenden muchos abogados,
recordemos que en nuestra profesión debemos ser totalmente imparciales y
objetivos, es posible que nos hagan preguntas que no teníamos preparadas y
podamos desenvolvernos con total calidad técnica.
Una vez ratifiquemos nuestro informe.
Solamente contestaremos a las preguntas que se nos hagan por los
miembros del tribunal o por los letrados comparecidos, siempre referido al
informe ratificado.
Nunca contestar a las
preguntas que no se hayan requerido por
escrito en procedimiento así como evitar manifestaciones de hipótesis no probadas,
siempre con respeto y complicidad al esclarecimiento de los hechos que se nos han requerido y que por redacción y
dictamen hemos emitido y ratificado.
Solo se
hablará para realizar respuestas de las preguntas que nos formulen y siempre
cuando se haya terminado la pregunta.
La
respuesta una pregunta debemos siempre
mirar a quién nos la formula, sin desviar la mirada a otras
personas de la sala, ya que eso puede parecer que estamos valorando las
reaciones de los partícipes en la misma, o que estamos buscando su aprobación o
rechazo. Se debe mirar
a los ojos, pero no fijamente ni con miradas extrañas, no
debe mirarse por tanto al suelo que es síntoma de inseguridad, debe de hacerse de forma tranquila
realizando pausas entre frases y aprovechando esas pausas para respirar, de lo contrario estaremos hablando de
forma continuada y quedaremos sin el aire suficiente para las entonaciones,
algo que se aprecia facilmente y da a entender nerviosismo entre otras cosas,
además nos obligaremos a nosotros mismos a coger aire en medio de una frase sin
terminar.
Gestos
como sonreír están fuera de lugar, a pesar
de que el que nos pregunta lo haga sonriendo, como puede ser el abogado
contrario, o incluso el Juez. Debemos siempre guardar las composturas
rigurosamente.
Al no
entender una pregunta, debe pedirse de
forma educada la repetición de la misma. Cuando no entendemos una pregunta no
debe usarse “Disculpe,
no le entiendo“, si no que debe usarse “Disculpe, no
le he comprendido“, esto refiere a que somos nosotros los que no
hemos entendido la pregunta y no a que el comunicador en ese momento nos la ha
realizado mal, incompleta o no entendible, aunque así fuere.
El
tiempo en blanco en las respuestas puede ser negativo, dan la
sensación de tener que pensar la respuesta por no saber que contestar, si esa
respuesta no la conocemos así lo manifestaremos.
No
responder una pregunta no da lugar a nada negativo. Pero esto debe hacerse siempre contestándola de forma que
quede clara que la desconocemos. Deben por tanto omitirse términos como “creo”,
“quizás”, “tal vez”… fuera del contexto adecuado. Normalmente las preguntas son sí o no. No puede responderse con algo que no
lo aclaran.
Recordemos que los
testigos, peritos, denunciados, denunciantes, imputados o cualquier persona que
se encuentre compadeciendo no puede realizar preguntas, excepcionalmente
solo con orden o permiso del Juez, ni tampoco
decirle al Juez que una pregunta la consideramos irrelevante.
El
enfrentamiento con el Abogado. A veces
sucede que el abogado defensor que sigue una estrategía intimidatoria, observa
que no es capaz de
intimidar al perito o que no
contesta lo que este quiere, ya que
lo que intenta es una sentencia favorable a su cliente, por lo tanto no es
imparcial, forma parte de su trabajo y es respetable. Ahora bien, esto no debe
ser motivo de una “guerra” por obcecación en busca de una respuesta, y puede pasar que
algunos no asumen una posible pérdida de juicio por mantenerse firme el perito
en algo que el intentaba evadir o alterar.
Nunca debemos hacer
No se debe realizar
ningún comentario, ni palabra, ni murmureo alguno. Toser o estornudar debe
hacerse por educación con la mano por delante, realizar cualquier sonido con la
boca debe omitirse aun por ligero que parezca. Hay que controlar tics nerviosos o movimientos involuntarios de pierna
pero sin obsesionarse, ya que podemos ponernos peor de lo que estábamos.
No se debe jamás
contestar a un testigo o persona si se refiere hacia nosotros e incluso nos pregunta.
Es
más, no debemos ni mirarlo y seguir atentos al Tribunal, nunca mirada al suelo sino mirar de
frente, ya será este de encargarse de apercibirle, de lo
contrario demostraríamos que estamos con motivación de entrar en debate o
discusión fácilmente, a pesar de ser educados recordemos
que estamos regidos por las Autoridades de Sala.
Cuando terminamos nuestra comparecencia.
Una vez recogida nuestra acreditación, nos dirigiremos a S.S, despidiendonos educadamente asi mismo a los miembros comparecientes de la sala, nuestra salida de la sala debe ser con paso firme y mirada hacia la puerta, sin realizar gestos ignorando los comentarios o gestos que se puedan percibir de los presentes en sala, nunca esperaremos a la salida de los letrados o partes que sean del procedimiento aunque nuestra comparecencia haya sido requerida por cualquiera de las partes.