La valoración del riesgo de las víctimas
En estos días seguimos recibiendo noticias de
nuevas muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas y
nuevamente constatamos que no existían denuncias previas ni antecedentes
que hubieran podido servir para proteger a estas víctimas de sus
agresores. Es evidente que queda un largo camino de concienciación y
educación para que pueda llegar a erradicarse la violencia de género,
pero mientras tanto hay que potenciar los mecanismos de detección y
prevención ya que, como se ha puesto otra vez de manifiesto, buena parte
de los casos más graves solo salen a la luz cuando se han producido
consecuencias irreversibles.
La realidad es que
las víctimas, a la vez que reciben mensajes de ánimo para denunciar a
sus agresores como forma de poner fin a la situación de violencia que
padecen, siguen teniendo conocimiento de que otras mujeres que dieron
ese paso no obtuvieron la protección que necesitaban para defenderse de
sus agresores y, algunas, se convirtieron finalmente en víctimas
mortales de sus agresores por lo que, atenazadas por el miedo a sus
agresores y a las consecuencias de la denuncia, siguen viviendo en
situación de peligro al faltarles la confianza en que poner de
manifiesto su situación va a garantizar su seguridad mediante la
adopción de las medidas adecuadas para protegerlas.
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