sábado, 26 de marzo de 2011

Los inquilinos profesionales de la morosidad

hay quien deja de pagar el alquiler de la vivienda porque no puede, pero hay inquilinos profesionales del impago y la morosidad. acciones tan sencillas como no recoger las notificaciones o pedir un abogado de oficio alargan el daño al propietario de una vivienda y obligan a revisar la ley que rige los alquileres si el gobierno quiere que sus esfuerzos en favor del alquiler triunfen
y es que el miedo a dar con un inquilino moroso frena a muchos propietarios a la hora de sacar su piso al mercado del alquiler. dichos incumplidores encuentran en la propia ley agujeros que facilitan la vida a los llamados ‘morosos profesionales’


1. no recoger las notificaciones judiciales: esto alarga la fecha del juicio y por tanto el desalojo
2. pedir asistencia jurídica gratuita: o un abogado de oficio tras recibir la notificación algo que mientras se decide y elige también alarga el proceso
3. pedir dicha asistencia fuera del plazo o incluso en el momento del juicio
4. enervar la acción de desahucio o pagar las rentas que se deben antes de la celebración del juicio
5. una vez condenado a desalojar la vivienda, el inquilino puede pedir un abogado de oficio o un procurador de cara lo que puede retrasar el proceso otros dos meses
6. si en el momento del desalojo no está el inquilino o alguna de las personas que tienen que intervenir (comisión judicial, el procurador del arrendador, la policía o un cerrajero) también puede dilatar algunos días el proceso
7. si hay animales (perros, gatos, serpientes…) no se puede celebrar el desalojo. si abre la puerta un menor de edad o una persona enferma también hay que tomar medidas
8. si el inmueble está lleno de basura también hay que pedir la intervención de las autoridades
9. si el piso está lleno de muebles del inquilino, también puede pedir unos días para retirarlos
10. todo esto es pecata minuta si el inquilino decide ir por la vía penal en vez de por la civil. si el moroso dice que hay falsedad documental o estafa (que el contrato de alquiler es falso o que la firma del mismo no es suya) el proceso puede pasar de dilatarse meses a ser años, con el consiguiente daño al propietario de la vivienda. el artículo recomienda poner una tercera persona de por medio (agencia inmobiliaria, por ejemplo) que reconozca que el contrato ni es falso ni se falsificó la firma, lo que tapona al moroso profesional dicha escapatoria

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